viernes, 25 de diciembre de 2009

2 comentarios:

  1. Para entender el sur de Quito hay que volver a los orígenes de la ciudad. Quito nació como un señorío étnico importante para el comercio de la región. Más tarde se transformó en una ciudad inca, con un sistema jerárquico de cacicazgos o llajtakunam, entre los que estaban los de Añaquito o Iñaquito, Cotocollao, Pisulí y Collaguazo, en el norte, y los de Machángara, Machangarilla, Guajaló y Chillogallo, en el sur.

    Con la conquista española cada cacicazgo cayó bajo un propietario español. Las pugnas entre ellos generaron retaceos y acaparamientos que devinieron en los barrios actuales. Al territorio del sur se lo denominó parroquia de Chillogallo y estaba compuesto por el pueblo homónimo, Guamaní, Guajaló y La Magdalena. Y así se mantuvo hasta que la ciudad moderna se amplió y se redefinieron sus límites parroquiales, primero con el Plan Turubamba de regulación urbana (1992) y posteriormente con la Administración Zonal Quitumbe (2001), que abarca cinco parroquias: Chillogallo, Turubamba, Guamaní, Quitumbe y La Ecuatoriana.
    Gualajó, la ruralidad alcanzada por la urbe

    Si para los que viven en el norte la Villaflora parece estar en el último extremo de la ciudad, irse a Guajaló o Guamaní debe ser como salir de paseo a otra ciudad. O al campo. Esta zona de la ciudad combina la lógica urbana de las grandes avenidas con el panorama todavía rural de los alrededores y con el paisaje industrial de algunas empresas que llegaron buscando los extramuros de la urbe, hace cuatro o cinco décadas.

    Durante la colonia, lo que hoy es Guajaló fue zona de huasipungos. Según Max Hidalgo, dirigente barrial, aún subsisten casas viejas que pertenecían a los hacendados de la zona. De hecho, algunas familias de los antiguos empleados todavía viven en el sector. Don Miguel Tacuri, memoria viva de Guajaló, recuerda que al principio el barrio eran unas pocas familias: los Tituaña, los Tipanluisa, los mismos Tacuri...

    En los años sesenta del siglo pasado tomó fuerza la segregación territorial y Guajaló se convirtió en zona fabril. Varias empresas montaron sus sedes productoras en la zona. Por entonces llegaron Tanasa, Liquigás, Levapán, Aymesa, entre otras. Y de los vecinos salió también la principal fuente de mano de obra. La tradición obrera es potente todavía en el barrio. La gente todavía se acuerda de las luchas que sostuvieron los sindicatos y que llegaron a ser parte de la cotidianidad de los vecinos.

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  2. Texto tomado de www.quitofun.com

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